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sábado, 18 de abril de 2009



Nacional Opinión 15 de abril de 2009


Qué advertimos en su momento de la UIA desde Libres del Sur


La UIA (Unión Industrial Argentina), nucleamiento controlado por las grandes empresas locales y extranjeras ha tomado distancia del gobierno. Esto sostuvimos nosotros al respecto hace tres años, con el gobierno de Néstor Kirchner en su máxima fortaleza. Por H. Tumini

¿Qué país es posible?
(Agentina y los desafios del campo popular, Tumini marzo 2006)
Esta pregunta conlleva un arduo debate con la izquierda. Ellos sostienen, fundamentalmente los trotskistas aunque también el PC argentino, que el capitalismo está agotado en el mundo y la única salida es la socialista. Como la salida socialista es inviable, de hecho quedan en una mera expresión testimonial. Es sin embargo, repito, política y económicamente inviable en este momento. Políticamente porque el derrumbe del socialismo puso a la idea socialista absolutamente a la defensiva. Es difícil convencer a las mayorías de nuestras sociedades de que el socialismo es la salida. A ello cabría sumarle que tendríamos también que confrontar con las burguesías nacionales que hoy tienen un cierto acuerdo con nosotros, lo que las arrojaría a manos del imperialismo una vez mas y nos debilitaría significativamente.
En segundo lugar, económicamente, porque a una revolución socialista le seguiría seguramente un bloqueo económico que haría imposible despegar ese modelo socialista. Incluso y en realidad, el modelo socialista está en debate en las propias fuerzas que lo sostienen en el mundo. ¿Cuál es hoy el modelo económico socialista? Porque el modelo económico de la Unión Soviética, luego de que se derrumbó, fue abandonado por el resto de los países socialistas: China, Vietnam, en parte la propia Cuba. Entonces, hay un debate respecto de que, si llegáramos al socialismo nuevamente, cuál sería el modelo socialista. Habrá que saldarlo en otra etapa histórica, ESTA ES LA DE LAS REVOLUCIONES NACIONALES. Estas son el verdadero enemigo en nuestros días del imperialismo y la globalización neoliberal, y allí, en ese terreno debemos librar la batalla.
La revolución burguesa inglesa se hizo desde el 1600 y pico, y sin embargo se puede decir que el mundo entró plenamente en la revolución burguesa en el año 1848 con la caída de Luís Bonaparte. Hubo 200 años en el medio. La transición al socialismo también podría tardar muchos años. Lo que es seguro es que hoy no estamos en condiciones de llegar al socialismo en nuestros países. Si afirmáramos que sí es así, quedaríamos en el terreno del testimonio, de lo que nos gustaría que fuera y no de lo que realmente es.
¿Qué visión tenemos nosotros del caso concreto de la Argentina? Chávez habla del socialismo del siglo XXI. Venezuela tiene dos particularidades. Una, que tiene mucho petróleo, una base económica asegurada para los próximos 50 años de mucha envergadura debido al petróleo. Y eso lo maneja el gobierno de Chávez, el Estado. Segundo, tiene una burguesía nacional extremadamente débil, porque la burguesía venezolana se desarrolló solo como una parásita del Estado petrolero. En ese contexto, el gran desafío de Venezuela es sustituir las importaciones, porque no producen prácticamente nada y dependen para casi todo del petróleo. Para eso se le abren dos caminos, o crean una nueva burguesía para que sea el actor protagónico de la sustitución de importaciones o buscan otros actores. El Estado como actor único ha fracasado en la primera experiencia en los países socialistas. Por eso Chávez habla del socialismo del siglo XXI. Es decir, ir armando un actor económico colectivo que se encargue de una parte importante de la sustitución de importaciones. Habrá que ver que sucede.
Pero en el caso nuestro eso no es así. En primer lugar, porque nosotros tenemos una burguesía nacional bastante fuerte que juega un papel casi insustituible. Entonces, el modelo económico de la Argentina no va a ser el modelo del socialismo del siglo XXI, menos el anterior, el modelo posible para insertarnos en el mundo va a ser uno con importante componentes de capitalismo nacional.
Eso si, tenemos por lo menos un par de contradicciones en este modelo, porque dentro del mismo entra en juego el rol de la burguesía nacional que es muy complicado. Lo que les interesa a los sectores mas concentrados de ella es por sobre todo su ganancia su ganancia inmediata, que viene por el lado de la exportación. Poco les interesa el mercado interno; si suben los precios de la carne, por ejemplo, la gente no puede comprar y se dispara la inflación, a ellos no les importa. Ni siquiera invierten seriamente en actividades de riesgo. Esa es nuestra burguesía, así que estamos en problemas.
¿Qué piensa nuestro Presidente y el actual gobierno nacional? Sostiene que hay que tener un poder político fuerte, con amplio consenso en los sectores populares, que vaya y reconstruya la burguesía argentina. Es decir, que haga crecer una nueva burguesía. Y con eso tener un actor social adecuado para este modelo de país. Sin embargo habrá que ver si este proceso, aun extendiéndose lo suficiente en el tiempo, es posible. Hoy las condiciones son favorables, el poder político es fuerte. Por ende es difícil de predecirlo hoy, pero habrá que verlo. En primer lugar, porque la burguesía actual va a resistir. Y es necesaria una reestructuración profunda de esta burguesía que tiene determinados rasgos de parasitaria, de reaccionaria ideológica y políticamente, de vinculación con el poder imperialista durante muchos años. Va a ser difícil entonces hacer surgir una burguesía nueva, capaz de llevar adelante con cierta firmeza en el tiempo las tareas nacionales pendientes.
Nosotros tenemos algunas otras ideas de cómo tiene que ser la construcción de este nuevo país. En el Gobierno y en el manejo del Estado tienen que tener mucha presencia los sectores y las fuerzas populares. Los que expresen a los sectores populares (los trabajadores, las clases medias, los humildes, etc) y no a la burguesía nacional. Sin una presencia muy fuerte de estos sectores, se va a hacer muy difícil el control de esa burguesía. Pero además, este proceso debe transformarse en una participación mucho más activa del pueblo en la vida de esta sociedad. Esta es la forma en que vamos a poder hacer que las fuerzas populares puedan realizar grandes aportes al manejo del Gobierno y del Estado. De manera tal de imponerle una presión social a la burguesía nacional. Y también es importante de que esta mayor participación se de no sólo debido a intereses puntuales, sino también como consecuencia de un aumento de la conciencia más general de cuál es el modelo de país que queremos. Sin esa participación masiva de nuestro pueblo, y esa conciencia, la correlación de fuerzas no va a ser la suficiente.
En lo económico, nosotros creemos que el Estado debe tener una participación mucho más protagónica. Tiene que haber sectores de la economía, del poder económico que maneje el Estado y no la burguesía nacional. Tiene que haber también presencia de los trabajadores en la conducción de las empresas públicas y privadas, y de los usuarios en las de servicios. Otro elemento económico que debemos promover es un mayor desarrollo de lo que acá se denomina el tercer sector: la economía social, la de las pymes, el cooperativismo, etc. Que ese sector vuelva a despegar de manera que se de un contrapeso con los sectores más concentrados. Eso es lo que nosotros creemos, muy sintéticamente, que debe hacerse en materia económica.
Lo que sucede hoy es que las empresas extranjeras y la gran burguesía nacional que tienen contradicciones, pero ciertos acuerdos también con el imperialismo, manejan gran parte de nuestra economía. Eso es lo que nosotros tenemos que controlar. No podemos prescindir de una parte no desdeñable de este sector, pero en el tiempo lo tenemos que subordinar. Si no vamos a tener problemas.

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