
Por HUMBERTO TUMINI .
MOVIMIENTO LIBRES DEL SUR -9 DE ENERO DE 2009.
El consultor Artemio López, que lejos está de ser un opositor al Gobierno de Crstina , dice en el día de la fecha en una de las columnas en el diario Crítica en respecto del reciente lanzamiento de la candidatura de Reutemann a presidente que: "La decisión del gobierno nacional de plantar e impulsar la candidatura de Carlos Reutemann de cara a 2011 ordena definitivamente hacia la centro-derecha la transición que según los estrategas del FPV, parece ser la orientación que corresponde al ciclo 2011-2015, tras el cierre de la experiencia que se implantó recostada sobre la centro-izquierda de la oferta político electoral existente, muy nítidamente en su tramo inicial 2003/2005".
Novedoso en cuanto al análisis que hace de lo que significa la candidatura del "Lole", no lo es en absoluto para cualquier lector u analista objetivo, que el proyecto kirchnerista va paulatinamente, en aspectos significativos, derivando a un sesgo cada vez mas conservador. Salvo que alguien pueda interpretar que se puede ir construyendo una representación política con dirigentes de centro derecha (Scioli, Massa, Balestrini, Schiaretti, Busti, Rico, Sapag, el propio Reutemann, por nombrar solo a algunos) y al mismo tiempo gobernar con un programa de centroizquierda. Encima con un poder político claramente menguado como el de la actual administración nacional. No, no es cierto esto. Mas allá de medidas progresistas (que no siempre son hijas de convicciones sino a veces de necesidades muy concretas) como la movilidad jubilatoria, la nacionalización de Aerolíneas y de las AFJP, lo cierto es que tampoco en el terreno de la gestión el rumbo del gobierno es similar al de los primeros años de Kirchner. Allá está el veto a la ley de glaciares y la no reglamentación de la de bosques, el decreto del pago al Club de París y la reapertura del canje con los holdouts, el blanqueo de capitales, entre otras medidas para probarlo.
Sin embargo un abanico de kirchnerismo que está por fuera del PJ, justifica su permanencia en aquel –o su apoyo- argumentando que a la izquierda del gobierno no hay nada; o planteando que es preferible el "mal menor" para no hacerle el "juego a la derecha".
Evidentemente las enseñanzas que dejó la década del noventa para las fuerzas progresistas cayeron en saco roto para estos dirigentes o personalidades, muchos de los cuales fueron actores directos de las mismas o las apoyaron a pleno. Vamos a recordar algunos hechos destacados de esos años: 1) Chacho Alvarez allá por el 94', cuando se sintió fuerte políticamente, echó del Frente Grande a su ala izquierda -entre otros a Pino Solanas y al PC- porque interpretaba que era un estorbo en su estrategia de constituirse en una fuerza mayoritaria pero "potable" para el poder. 2) El mismo Chacho Alvarez y la dirigencia del Frente Grande aceptaron el fraude que les hizo Bordón en las internas de 1995 en San Juan y Mendoza para llevarse la candidatura a presidente, porque hacía falta -supuestamente- un sector más a la derecha para poder disputar con el menemismo. 3) Repitieron los mismos actores idéntica historia y aceptaron las internas abiertas con la UCR, un partido desprestigiado en la sociedad y cómplice del neoliberalismo, sabiendo que con su aparato les ganaría. Así le regalaron a De la Rua la presidencia. "Porque no se podía ganar sin la alianza con un sector mas a la derecha". 4) En medio de la crisis del 2001, la dirigencia del Frepaso aceptó y hasta impulsó que Domingo Cavallo volviera al Ministerio de Economía. Porque "quien mejor que él" podía sacarlos de esa situación.
A ese progresismo se lo llevó puesto su posibilismo, su pusilanimidad, su cobardía y no las críticas o las opciones que se estructuraron por izquierda. Y la salida a la crisis no fue en definitiva hacia la derecha como argumentaban para justificar sus posturas. Fue por izquierda con el Kirchner de los primeros años, como ellos mismos sostienen hoy. Y si no fue mejor todavía la salida y tuvo límites, fue entre otras cosas porque no tuvimos la capacidad nosotros -y ellos la voluntad- de construir una fuerza opositora por izquierda al gobierno de la Alianza bien grande, cuando este rápidamente comenzó a mostrar la hilacha.
Compañeros y compañeras: este gobierno se viene apartando a ojos vista de su proyecto inicial. Y no hace falta que lo diga Artemio López para darse cuenta. Y abona con ello su fracaso. No porque nosotros lo critiquemos, ni porque nos apartemos de él para construir una opción acorde con el proyecto nacional y popular que hemos siempre sostenido y reivindicado; sino porque ha violentado -por las razones que la historia alguna vez se encargará de analizar- esa famosa frase de que no dejaría los principios en la puerta de la casa de gobierno. Es claro que allí los está dejando cada vez más.
Y es entonces responsabilidad de los sectores progresistas, populares, criticar, apartarse y proponer un nuevo rumbo. ¿Qué vamos a hacer ante el fracaso a que se orienta el kirchnerismo por sus propias limitaciones, debilidades y también claudicaciones? ¿Le vamos a regalar el país a los Macri, De Narvaez, Carrió, Duhalde y compañía? ¿A la Embajada, la cúpula de la iglesia y los multimedios, a los grandes empresarios y bancos, a las multinacionales y la Sociedad Rural? ¿O les vamos a dar batalla?
Claro que hay que darles batalla. No es postura adecuada decir que hay que sostener el mal menor, siendo que este es hoy camino inexorable de derrota, como lo ha sido casi siempre en nuestra historia. Mucho menos cuando nuestro pueblo, lejos de haberse corrido a la derecha, ha recuperado en estos años muchas de las banderas pisoteadas por treinta años de neoliberalismo. Hay que construir una nueva representación política que le de continuidad al proyecto nacional: por fuera, por izquierda y crítica al kirchnerismo.
Humberto Tumini
Movimiento Libres del Sur -
El consultor Artemio López, que lejos está de ser un opositor al Gobierno de Crstina , dice en el día de la fecha en una de las columnas en el diario Crítica en respecto del reciente lanzamiento de la candidatura de Reutemann a presidente que: "La decisión del gobierno nacional de plantar e impulsar la candidatura de Carlos Reutemann de cara a 2011 ordena definitivamente hacia la centro-derecha la transición que según los estrategas del FPV, parece ser la orientación que corresponde al ciclo 2011-2015, tras el cierre de la experiencia que se implantó recostada sobre la centro-izquierda de la oferta político electoral existente, muy nítidamente en su tramo inicial 2003/2005".
Novedoso en cuanto al análisis que hace de lo que significa la candidatura del "Lole", no lo es en absoluto para cualquier lector u analista objetivo, que el proyecto kirchnerista va paulatinamente, en aspectos significativos, derivando a un sesgo cada vez mas conservador. Salvo que alguien pueda interpretar que se puede ir construyendo una representación política con dirigentes de centro derecha (Scioli, Massa, Balestrini, Schiaretti, Busti, Rico, Sapag, el propio Reutemann, por nombrar solo a algunos) y al mismo tiempo gobernar con un programa de centroizquierda. Encima con un poder político claramente menguado como el de la actual administración nacional. No, no es cierto esto. Mas allá de medidas progresistas (que no siempre son hijas de convicciones sino a veces de necesidades muy concretas) como la movilidad jubilatoria, la nacionalización de Aerolíneas y de las AFJP, lo cierto es que tampoco en el terreno de la gestión el rumbo del gobierno es similar al de los primeros años de Kirchner. Allá está el veto a la ley de glaciares y la no reglamentación de la de bosques, el decreto del pago al Club de París y la reapertura del canje con los holdouts, el blanqueo de capitales, entre otras medidas para probarlo.
Sin embargo un abanico de kirchnerismo que está por fuera del PJ, justifica su permanencia en aquel –o su apoyo- argumentando que a la izquierda del gobierno no hay nada; o planteando que es preferible el "mal menor" para no hacerle el "juego a la derecha".
Evidentemente las enseñanzas que dejó la década del noventa para las fuerzas progresistas cayeron en saco roto para estos dirigentes o personalidades, muchos de los cuales fueron actores directos de las mismas o las apoyaron a pleno. Vamos a recordar algunos hechos destacados de esos años: 1) Chacho Alvarez allá por el 94', cuando se sintió fuerte políticamente, echó del Frente Grande a su ala izquierda -entre otros a Pino Solanas y al PC- porque interpretaba que era un estorbo en su estrategia de constituirse en una fuerza mayoritaria pero "potable" para el poder. 2) El mismo Chacho Alvarez y la dirigencia del Frente Grande aceptaron el fraude que les hizo Bordón en las internas de 1995 en San Juan y Mendoza para llevarse la candidatura a presidente, porque hacía falta -supuestamente- un sector más a la derecha para poder disputar con el menemismo. 3) Repitieron los mismos actores idéntica historia y aceptaron las internas abiertas con la UCR, un partido desprestigiado en la sociedad y cómplice del neoliberalismo, sabiendo que con su aparato les ganaría. Así le regalaron a De la Rua la presidencia. "Porque no se podía ganar sin la alianza con un sector mas a la derecha". 4) En medio de la crisis del 2001, la dirigencia del Frepaso aceptó y hasta impulsó que Domingo Cavallo volviera al Ministerio de Economía. Porque "quien mejor que él" podía sacarlos de esa situación.
A ese progresismo se lo llevó puesto su posibilismo, su pusilanimidad, su cobardía y no las críticas o las opciones que se estructuraron por izquierda. Y la salida a la crisis no fue en definitiva hacia la derecha como argumentaban para justificar sus posturas. Fue por izquierda con el Kirchner de los primeros años, como ellos mismos sostienen hoy. Y si no fue mejor todavía la salida y tuvo límites, fue entre otras cosas porque no tuvimos la capacidad nosotros -y ellos la voluntad- de construir una fuerza opositora por izquierda al gobierno de la Alianza bien grande, cuando este rápidamente comenzó a mostrar la hilacha.
Compañeros y compañeras: este gobierno se viene apartando a ojos vista de su proyecto inicial. Y no hace falta que lo diga Artemio López para darse cuenta. Y abona con ello su fracaso. No porque nosotros lo critiquemos, ni porque nos apartemos de él para construir una opción acorde con el proyecto nacional y popular que hemos siempre sostenido y reivindicado; sino porque ha violentado -por las razones que la historia alguna vez se encargará de analizar- esa famosa frase de que no dejaría los principios en la puerta de la casa de gobierno. Es claro que allí los está dejando cada vez más.
Y es entonces responsabilidad de los sectores progresistas, populares, criticar, apartarse y proponer un nuevo rumbo. ¿Qué vamos a hacer ante el fracaso a que se orienta el kirchnerismo por sus propias limitaciones, debilidades y también claudicaciones? ¿Le vamos a regalar el país a los Macri, De Narvaez, Carrió, Duhalde y compañía? ¿A la Embajada, la cúpula de la iglesia y los multimedios, a los grandes empresarios y bancos, a las multinacionales y la Sociedad Rural? ¿O les vamos a dar batalla?
Claro que hay que darles batalla. No es postura adecuada decir que hay que sostener el mal menor, siendo que este es hoy camino inexorable de derrota, como lo ha sido casi siempre en nuestra historia. Mucho menos cuando nuestro pueblo, lejos de haberse corrido a la derecha, ha recuperado en estos años muchas de las banderas pisoteadas por treinta años de neoliberalismo. Hay que construir una nueva representación política que le de continuidad al proyecto nacional: por fuera, por izquierda y crítica al kirchnerismo.
Humberto Tumini
Movimiento Libres del Sur -
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