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lunes, 9 de marzo de 2009



Capital Federal, 20 de Abril del 2006
Editorial
ESTO LO DIJIMOS HACE MÁS DE TRES AÑOS :
"Cuidado con la vieja política"
Por Humberto Tumini
Movimiento Libres del Sur
Cuando Macri, en alianza con López Murphy, ganó en la Capital Federal las elecciones del 23 de Octubre pasado, avanzando luego en los acuerdos con Sobich, era evidente que estábamos ante un intento serio de la derecha vernácula de salir de la defensiva política. Este plan, con sus mas y sus menos, ha ido avanzando en estos meses, sobre todo en la búsqueda de sumar otros actores a los componentes iniciales; ya sean fuerzas provinciales o, sobre todo, franjas del justicialismo enfrentadas al gobierno nacional.
No se debe subestimar a la derecha cuando pone en marcha estrategias para recuperar posiciones. Tiene, entre otras cosas, el poder atrás, muchísima experiencia y la mayoría de los medios de comunicación en sus manos. Hay que ser precavidos, tener claro que allí está el enemigo principal de este nuevo proyecto nacional en marcha, y desplegar consecuentemente planes inteligentes para no dejarlo crecer.
Al efecto, como indica toda estrategia razonable en cuestiones políticas como estas, no hay que dejar agrupar en la oposición a todo lo que pueda ser susceptible de hacerlo. En particular, serio error sería facilitar que se junten la derecha liberal, la radical, y también una porción no desdeñable de sectores justicialistas proclives a ello, de acuerdo a su historia reciente. Estos últimos, además, son los mas peligrosos, habida cuenta de que poseen en muchos casos poder estatal al gobernar provincias y municipios; y, con ese apoyo, un caudal no desdeñable de votos.
Teniendo entonces todo esto presente, es correcto, en líneas generales, tener una política hacia aquellos sectores con los que hay posibilidades de impedir que terminen en el agrupamiento que propugna la derecha con poder real. Aunque para ello haya que tragarse unos cuantos sapos.
Ahora bien, también hay que tener presente que esta estrategia no es neutra en la política. Lo que se suma por un lado, se suele restar por el otro. Y en esto no se deben computar solamente votos, sino también muchas otras cosas mas que hacen a la solidez de nuestro proyecto en el mediano y largo plazo. Porque esos son los tiempos reales de la batalla por transformar de fondo la Argentina.
Por ejemplo, en Catamarca todo indica que algunos dirigentes del Frente para la Victoria vienen trabajando para cerrar acuerdos con Barrionuevo y Saadi. Suponemos nosotros que en vistas a no tenerlos en la vereda de enfrente junto a la derecha liberal. ¿Ahora, bien cuanto nos aportan y cuanto nos restan, no solo local sino también nacionalmente, estos nefastos personajes?
¿Cuánto nos aportó y al mismo tiempo cuál fue el daño que nos hizo el pasaje al kirchnerismo de Borocotó, tránsfuga si los hay, en un distrito tan complejo como el porteño; espejo, entre otras cosas, para todo el país? ¿Y qué nos aporta ahora el “desagravio” a Digón, connotado menemista primero y macrista después, solo porque se distanció del presidente de Boca, por cuestiones del club, obviamente?
¿Es necesario en la provincia de Buenos Aires, nos preguntamos, alinear con el Presidente a todos los intendentes que vienen del duhaldismo, una parte de ellos manifiestamente mafiosos y reaccionarios?
El proyecto nacional en el que estamos embarcados, con Néstor Kirchner a su frente, no se puede llevar adelante sin políticas y tácticas inteligentes, que muchas veces significan meter los pies en el barro. Pero al mismo tiempo, para vencer los enormes obstáculos que se nos van a presentar, hay que ir poco a poco consolidando los pilares que lo deben sostener. Una de ellos, de la mayor importancia, es volver a reconciliar a la sociedad con la política, que vuelva a creer y a entusiasmarse con ella. Paso previo imprescindible para poder construir una fuerza política sólida y extendida, de millones de compatriotas que le pongan el cuerpo y el alma a la gestación de una nueva patria.
Si los peores representantes de la vieja política aparecen en nuestras filas como si nada hubiera pasado y, a veces, hasta mostrando sus habituales mañas, es difícil que los mejores argentinos vuelvan a creer.


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